martes, 21 de octubre de 2008

Por si acaso, reza...


Mi amigo Carlos nunca fue de misas. Carlos piensa que eso está pasado de moda, que los curas sólo mienten, que la Iglesia inventó la Inquisición y siempre han impedido el desarrollo... Decía que menos mal que hoy en día nos vamos olvidando de Dios y creyendo más en la ciencia. Como le gustaba decir: “Sino lo puedo ver, tocar, oler, saborear u oír, no existe…” O bien nos citaba lo que según él ya anticipó Nietzsche: “Dios ha muerto, ha nacido el superhombre”. Sí, el superhombre hoy en día se desarrolla libre de ataduras, de miedos, de tantos años de opresión de la Iglesia...

Carlos no cree, como ya ves claro. No cree. O eso creía él y yo. Al día siguiente, la vida de su familia cambió de pronto… Camino del hospital con su madre en el coche sólo un pensamiento se le venía a la cabeza: Mamá, por si acaso, reza.

Esto pudo confersármelo al tiempo. Despúes de haber sido tan cabezota en este respecto, Carlos fue abriendo su mente. Quizá esa noche, camino del hospital, tuvo su primera experiencia de Dios, por desgracia, en un momento apurado. Dios, graciás a Él, se nos aparecerá en todo tipo de momentos, aunque nosotros tendamos a buscarlo principalmente en momentos de desesperación. Pero él estará ahí, lo sé.

A partir de aquí Carlos cambió su divertida frase, plagiada también de Nietzsche que decía “Tener fe significa no querer saber la verdad” por esa otra que decía un tal andaluz y que tanto me gustaba a mi: “¿tú verdad? No, la verdad. Y ven conmigo a buscarla”.

lunes, 13 de octubre de 2008

Vendrán Días

Vendrán días en que el color inunde todo el gris

Vendrán días en los que el tiempo pase y pase, sin preocuparnos

Vendrán días en los que todos seamos niños

Vendrán días en los que nos preocuparemos por cosas verdaderamente importantes

Vendrán días en los que sólo importarán las personas

Vendrán días en los que todo habrá pasado

Vendrán días en los que escuchemos, y no sólo oigamos

Vendrán días en los que miremos, y no sólo veamos

Vendrán días en los que podré besar tus labios cada noche

Vendrán días para ti y para mi
Vendrán días en los que no haya miedos, no haya temores

Vendrán días en los que haya fuerza y valentía

Vendrán días en los que hayas despertado de este mal sueño

Vendrán días llenos de esperanza

Vendrán días de vida

Vendrán días, han de venir

Vendrán días. Vendrán.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Al final de este viaje

¿Qué nos quedará? ¿qué nos quedará en la vida al final de este viaje? Durante nuestra vida nos esforzamos en ser felices, en conseguir aquello que anhelamos, en marcarnos metas y objetivos cada vez más superiores. Esto, quien se tome la vida como una superación y una continua batalla; ya que habrá quien, tristemente, este por estar, gastando horas…

Esta pregunta me carcome, me agobia en momentos en los que no sabes hacia dónde mirar, qué elegir, hacia donde encaminarte… Sea cual sea la elección la pregunta es siempre la misma: al final, ¿qué nos quedará?

Y creo que esta es una de las cuestiones importantes a responder a la hora de tomar decisiones en la vida… saber qué nos aportará, saber si así podremos ser felices… Al fin, saber qué nos quedará…

sábado, 4 de octubre de 2008

Sobre el Amor

Podría ponerme cursi y decir cuál es el sabor de los besos, o hablar de mariposas en el estómago y cosas así. Pero sencillamente, prefiero decir qué es el amor para mí, el amor que hoy vemos reflejado en vosotros, Ángel y María.

Una mirada, entre Ángel y María, una mirada. Una mirada que se transforma en respeto, sinceridad, esperanza, que se transforma en amor. El verdadero amor en una mirada. Porque no se ve bien sino con el corazón. Esa mirada respetuosa, sincera, que se convierte en terapia contra el dolor, la amargura…

El amor comprende y acaricia con la mirada. El amor arroja luz sobre nuestra vida y nuestra realidad. El amor nos ofrece lucidez para llamar a las cosas por su nombre, para animarnos a trabajar, a sacrificarnos por el otro.

Un gesto, entre vosotros, un gesto. Un gesto que se transforma en generosidad, compromiso, entrega, que se transforma en amor. El verdadero amor en un gesto. Porque un gesto, vale más de mil imágenes, y si no me equivoco, más de 1.000.000 palabras. Ese gesto generoso, comprometido, que se convierte en terapia contra el derroche, el egoísmo…

El amor termina en obra, en hecho, en detalle cotidiano, pequeño, casi insignificante... El amor hace no que demos cosas, sino que NOS demos... en tiempo, en energías, en ganas, en vida.

Una sonrisa, entre ellos, una sonrisa. Una sonrisa que se transforma en agradecimiento, alegría, ilusión, que se transforma en amor. El verdadero amor en una sonrisa. Porque cuando nos sentimos amados, no podemos más que sentir agradecimiento. Esa sonrisa agradecida, alegre, que se convierte en terapia contra la mala gana, la queja permanente...

El amor hace que nos sintamos felices, nos hace afrontar la vida con la seguridad de sentirnos acompañados en nuestro caminar. El amor nos hace aprender a sentirnos agradecidos por ser amados.

El amor, al fin y al cabo, es la manera más humana que se nos ha dado de estar en el mundo. Nunca es un refugio, una huída, o una compensación. El amor, cierto es, que no facilita las cosas ni nos hace la vida necesariamente más fácil, pero nos abre al mundo, al otro, y a nuestro yo más auténtico.

Porque, ¿qué sería esta vida sin amor? Si no hubiera amor, toda esta puesta en escena del mundo que gira y gira podrían desmontarlo y llevárselo, podría desclavarlo todo, enrollar el cielo y cargarlo en un camión, y luego podrían apagar esa luz del sol que me gusta tanto, tanto, pero me gusta verla y vivirla con mi amor. Las alfombras, las columnas, los palacios, la arena, el mar, el viento, los perros, las frutas maduras, las tardes de lluvia, las salas de cine, las 7 de la tarde, las bicicletas, los libros, mayo, junio, julio, etc. Podrían llevárselo todo. Pero por suerte, esto no sucede...
Por último, el amor también es fortaleza. Hay un tipo de fortaleza que hace lo que debe hacerse no por ser fácil o emocionante, sino sencillamente porque merece la pena. Y yo le llamaría fortaleza al amor. Y no hay ninguna razón para compartir el dolor más que el amor. El dolor no puede ser abrazado más que llenándolo de amor. Porque el amor no muere, no mata, sino que da vida, y vive en vosotros.

Él es fuente de respeto, sinceridad, esperanza, generosidad, compromiso, entrega, agradecimiento, alegría e ilusión.

Os deseo lo mejor, por toda la vida. Cada vez mejor, cada vez más felices. Siendo, cada vez, menos Ángel y menos María para ser más VOSOTROS.
NOTA: Dedicado a Ángel y María, a toda mi familia, a Natalia.