lunes, 8 de diciembre de 2008

La hipocresía

Esta noche había quedado con Carlos, para tomar algo. Al poco, se nos presentó también Juan, y eso que hoy no contábamos con él. Juan es monitor de grupos de fe en el colegio de los salesianos, el nuestro de toda la vida, y algo que le da pie a Carlos para continuamente poder mofarse de él. Hoy, aprovechando que mañana es fiesta, había conseguido convencer a todos sus chavales para, después de la misa salir y tomar algo juntos.
Una de las principales preocupaciones de Juan es ver cómo su grupo, en el que él quiere crear un buen rollo (para eso de que cada uno pueda pueda comunicar sus problemas y demás cosas de este tipo de grupillos), cada día abunda más la hipocresía. Se ven, se soportan, cada viernes tienen su reunión para hablar de Dios o de lo que se turne, pero que Juan no pida más... Que no les pida ser amigos. No se soportan y es mucho el daño que algunos han provocado. Hoy Juan pretendía solucionar eso. Pretendía, pero se ha topado con la realidad de que lo que él quiere no es lo que los demás quieren. Al ver como cada uno de sus chavales se dispersaban en grupillos y cada uno hacía sus planes, poniendo excusas, él como siempre ha decidido venir con nosotros algo apesadumbrado. Y aunque a Carlos y a mi no nos interese mucho, hemos tenido que escucharlo.
Carlos opinaba que tan cristianitos que eran, cómo que ni son capaces de estar un rato juntos, que todo lo que hacen entonces es un teatro... Y razón no le falta, el mismo Juan lo decía, y es que de ellos se esperan que sean los primeros en poder dar testimonio... Pero no es sólo eso, se entrecruzan muchos sentimientos que pueden subyacer en el fondo de cada uno y al fin y al cabo quizá Juan tampoco deba pretender que sean amigos... Quizá sean sólo eso, un grupo que se reúne y charla en superficialidad...
La idea utópica de Juan de crear una verdadera comunidad con sus chavales, será eso, utópica. Quizá deba olvidarse y pensar que gracias a Dios, sus chavales van a misa, y cada domingo más... Que no pida, encima, que prediquen con el ejemplo.
Después de todo, Juan ha acabado hoy con nosotros, como cada sábado. Sus chavales, cada uno por su lado, como cada sábado. El próximo viernes es volverán a ver, se reunirán, parecerán amigos durante una hora, y después se irán cada uno por su camino. El domingo, se vestirán de cristianitos, irán a misa, algunos incluso se darán la paz, pero interiormente cada uno seguirá pensando lo mismo: 'haz tu vida y déjame a mi hacer la mía'.